En 1978 se juntaron unas maravillosas locas familias y con gran valentía empezaron a construir un sueño. Rincón del Carmen Ikastola partió como guardería en la antigua cocina situada en el Convento del Carmen. Querían ofrecer a sus hijos e hijas una educación euskaldun, y por encima de todos los obstáculos, haciendo frente a todas las dificultades, hicieron del sueño una realidad.
No fueron años fáciles, estuvieron pidiendo ayuda puerta por puerta, pero a cambio sólo recibieron rechazos y trabas. El que fuera presidente, Juan Pedro Aramendia, hablaba de que los niños eran amigos de las ratas, ya que los edificios en los que habían estado no eran los más adecuados. Pero esta situación no les detuvo, al contrario, continuaron luchando firmemente en la construcción de su sueño. Y finalmente, gracias a un convenio con el Ayuntamiento se trasladaron a la casa Txaparro y en auzolan acondicionaron el edificio. También sintieron el apoyo de otras ikastolas, que trabajaban con la misma ilusión en otros pueblos, y la red de ikastolas se fue tejiendo poco a poco, convirtiéndose en los respiraderos del euskera y de la cultura vasca.
Por ellas y ellos estamos aquí, porque detrás de esas maravillosas locas familias que empezaron, vinieron más familias, y todas juntas y en auzolan siguieron construyendo el sueño. Gracias a la gente emprendedora y trabajadora de esta zona, que contarían miles de historias, cuántos quebraderos de cabeza, cuántas malas noticias, cuántas negativas… Pero pusieron ganas y corazón para darle la vuelta a esas situaciones. Ante las dificultades, sacaron la mejor versión de cada persona, siguieron tirando adelante con motivación y energía. Qué ilusión ver que los alumnos y alumnas terminaban el recorrido de la ikastola y avanzaban, y que nuevas familias se acercaban a la ikastola y la red crecía. Un orgullo.
Tal y como se indica en el proyecto hEGIN, el niño o niña es una semilla que está germinando. Implica naturalmente lo que necesita para convertirse en planta; se extendería por la tierra e iría creciendo espontáneamente. Pero si a esa semilla se le da la tierra adecuada, el agua que pide, el calor y la luz del sol necesario y el abono para que crezca mejor, dará la flor que esa misma planta trae consigo. Por tanto, debemos estar atentos a las necesidades de cada semilla; ella nos indicará cuándo necesita agua y cuánta agua necesita para no ahogarse, cuándo necesita más calor o cuándo se está quemando, cuándo está satisfecha, a gusto.
Por todo ello, en Zangozako ikastola hemos optado por situar al niño y niña en el centro del proceso de aprendizaje, ya que para el profesorado el verdadero protagonista es el alumnado. Y nuestro objetivo es que estos protagonistas, sean en el futuro jóvenes adultos autónomos, personas comprometidas con el euskera y la cultura vasca, euskaldunes plurilingües, que sepan trabajar en equipo, críticas, emprendedoras, creativas, sanas e incluso respetuosas, que expresen un respeto por el entorno y un comportamiento ético. Por ello, es importante saber a dónde vamos, saber que profesores y familias compartimos el mismo objetivo y acompañar juntos a niños, niñas y jóvenes, es decir, que todos vayamos por el mismo camino.
Para este proceso de aprendizaje es imprescindible la interacción social, emocional y cognitiva entre los niños y niñas, y por ello estamos poniendo en marcha progresivamente el aprendizaje compartido o la coeducación.
Todos y todas estamos aprendiendo en aprendizaje compartido, tanto alumnado, familias, como profesorado. Adaptándonos a las nuevas situaciones, tomando decisiones conjuntamente y construyendo entre todas y todos, nuevas realidades.
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